por Juan Manuel Sierra
El nuevo edificio de la Aduana en el Puerto de Berisso es un lúcido ejercicio proyectual que excede su fin pragmático y emula con acierto, desde su morfología y materialidad, ciertas cualidades inherentes a la música.


Articulación entre lo privado y lo público
Dentro del masterplan propuesto para el puerto de Berisso en la ciudad de La Plata se implanta este nuevo edificio administrativo. La obra “Tecplata” se desarrrolla combinando distintas funciones de carácter privado y público. Cuenta con oficinas aduaneras, administrativas y de atención al público, a la vez que contiene comedores, vestuarios, áreas de operaciones y de capacitación y servicios generales para el personal laboral.
La necesidad funcional propia del edificio obligó a los arquitectos a diseñar dos accesos de igual ponderación. La solución propuesta arma dos claustros abiertos, consecutivos y enfrentados: mientras uno de ellos invita al público y organiza las funciones administrativas, el otro apunta a la zona portuaria y recibe a los camiones y al personal. El resultado es un edificio-límite que materializa el borde urbano mediante una cinta en dos plantas que gira reconociendo la ambigüedad funcional.
El origen aduanero define el proyecto, forzando al edificio a funcionar las veinticuatro horas del día los 365 días del año. Esta característica distintiva introduce el factor ‘tiempo’ en el diseño. Sumado a la voluntad de los autores de resolver con pocos recursos materiales la estructura y el cerramiento del edificio, la estética de su piel encontró solución mediante una analogía con la música, muchas veces vinculada a estrategias arquitectónicas.
Los materiales elegidos son el hormigón y el vidrio, que definen los llenos y vacíos que conforman la fachada del edificio. Según sus autores, la armonía del edificio está dada en el diálogo entre el hormigón armado, gris claro, ciego y pesado, y el vidrio polarizado, oscuro, transparente y liviano. El ritmo con el que se da este diálogo va variando en relación a la función que contienen las distintas partes del edificio. Sonidos más o menos frecuentes se combinan con silencios más o menos prolongados.
La sensación que inspira el edificio recuerda a la rítmica de una canción. Más allá de ser un ejercicio intelectual y abstracto, la música y también la arquitectura son una experiencia emocional.
La fachada expresa la modulación a través de los materiales y del programa, fragmentando y sistematizando la imagen del edificio. En el interior, se reproduce esta intención rítmica pero se utilizan otros materiales. Muros blancos contrastan con vidrios transparentes, con mostradores negros y con vacíos. Un manto gris de cemento alisado unifica todo el espacio interior y resalta el contraste de los planos verticales.
El edificio es coherente en su concepción estética total, interna y externa. Desde afuera, “Tecplata” anticipa que las actividades que se desarrollan en su interior están ordenadas, son sistemáticas y poseen cierta constancia. Desde adentro, el edificio revela que se ha entendido su lenguaje. La sensación que produce, como la buena música, es armonía.
FICHA TECNICA
Autores: A3 LUPPI UGALDE WINTER
Colaboradores: Gisela Carreras
Estructura: Ing Carlos Calissano
Termomecánica: Arq. Alberto Gianini
Instación Eléctrica: Ing. Bernardo Ardito
Instación Sanitaria: Estudio Torrente-Geijo
Construcción: Dycasa S.A
Superficie: 3.500m2
Ubicación: Puerto de La Plata, Berisso, Provincia de Buenos Aires, Argentina
Fotografía: Fernando Schapochnik