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Centro de Logística

 

El centro de logística de insumos gráficos proyectado por el arquitecto Federico Marinaro en la ciudad de Rosario es un ejemplo latente de cómo las actividades productivas pueden funcionar como activadores del tejido urbano.

Con el paso de las décadas, las ciudades van transformándose y reconfigurándose a partir de diversos procesos. En algunos contextos históricos, se llegó a pensar que los programas productivos no podían vincularse con las actividades cotidianas de la vida urbana y, mucho menos, con las zonas residenciales. Este pensamiento devino en que muchas centralidades expulsaron sus recursos industriales a la periferia. Sin embargo, el crecimiento urbano volvió a ponerlas en un contexto residencial.

Hoy en día, este paradigma se transformó. Con los estudios de impacto mediante y el correcto desarrollo de sus arquitecturas, técnicas constructivas y técnicas productivas, muchas industrias se vinculan con el tejido existente. Esto posibilita la mixtura de usos que inevitablemente mantiene activa la vida de un barrio y, por otro lado, permite la descentralización de las actividades laborales. Este logro evita - entre otras cosas- el “comuting”, entendido como los flujos de trabajadores, en horarios pico, de un sector a otro de la ciudad, generando la necesidad de grandes infraestructuras de transporte y colapso en las redes viales. En este caso, el Centro de Logística de Insumos gráficos, se vincula con esta realidad: ubicado en un eje vial de la ciudad de Rosario, en relación con un área residencial de baja densidad, que se mixtura con comercios y otras industrias, propone en su tratamiento programático, formal y material, integrarse a la diversidad de usos.

El edificio presenta un tratamiento diferenciado para el zócalo o basamento relacionado con la escala urbana y el volumen central del galpón de logística, vinculando programáticamente los espacios de administración hacia el frente y los netamente productivos hacia el fondo. Pese a esta clara diferenciación, la morfología y la materialidad de la obra logran generar una visión única de la pieza, facilitando su lectura urbana.

La obra plantea una operación muy simple, la adición de un volumen resultado de la explotación al máximo del suelo utilizable luego de la aplicación de los retiros obligatorios y del suelo sobrante del galpón (tinglado) existente. Se ubica sobre un corredor de circulación vehicular rápida que atraviesa la ciudad de Rosario en sentido SO-NE. El barrio es predominantemente de uso residencial con viviendas de baja densidad, industrias, grandes comercios y depósitos.

La parcela ubicada en esquina posee una geometría de trapecio rectángulo al que se le debía aplicar un retiro obligatorio de 10 metros sobre línea municipal sobre la Av. Juan Domingo Perón.

A partir de las intenciones iniciales del proyecto, generar relaciones visuales, físicas y perceptibles tanto desde el interior hacia el exterior como desde el exterior hacia el interior, se utilizaron diferentes recursos materiales y técnicos para obtener estas diferentes privacidades visuales y físicas.

Para la conformación de los cierres exteriores, se utilizaron chapas acanaladas prepintadas color gris ceniza micro perforadas y las oficinas en PA se vuelcan visualmente hacia el exterior por medio de vidrios laminados 5+5mm que a su vez reflejan el paisaje inmediato y permiten observar la materialización del interior.

El volumen que conforma el programa de oficinas, recepción, vestuarios y sala de reuniones está materializado en madera fenólica de 18mm de Eucaliptus. A nivel de zócalo urbano se utilizaron chapas micro perforadas acanaladas permitiendo la visual interior-exterior y un flujo de aire continuo.

El sector de administración se encuentra por detrás de este filtro a 2m separado por una carpintería generando un recinto cerrado. Las vinculaciones se generan con visuales inmediatas y próximas en Planta Baja donde se encuentra el depósito y administración y con visuales extensas hacia el territorio en Planta Alta donde se encuentran las oficinas y sala de reunión. La obra fue pensada como un objeto que enlace y genere un vínculo entre las manzanas adyacentes, pensada como vehículo de unión entre ambas situaciones urbanas.

Tectónicamente se intentó generar una pieza que sea perceptiblemente vista desde el exterior como maciza, cerrada y compacta y desde el interior hacia el exterior abierta, fluida, iluminada y cálida.